Volvemos a la actividad visitando la Torre de La Azohía
Una vez sobrepasada la última ola de la pandemia, desde AFORCA intentamos recuperar la normalidad con las visitas guiadas. Y aún nos quedan algunas fortificaciones por visitar antes de repetir el ciclo.
Os proponemos la visita a la torre de Santa Elena, en La Azohía, una bella y antigua torre del siglo XVI, del escaso patrimonio de fortificaciones restaurado y puesto en valor.
La visita está prevista para la mañana del próximo domingo día 31 de octubre. Comenzaremos por el muelle de La Azohía, construido para la descarga de los artillados de Cabo Tiñoso, y desde allí, subiríamos andando hasta la torre, donde visitaríamos su interior explicando las partes, misiones e historia de esta fortificación así como del proyector construido en sus cercanías.
Cierre de Santa Ana y Santa Florentina y apuntalamiento de muros en San Julián
En los últimos días se han producido un par de noticias relacionadas con nuestro patrimonio. Por un lado, la publicada por el diario La Verdad sobre el estado de limpieza de las baterías de Santa Ana y Santa Florentina.
Estas baterías fueron ya limpiadas y desescombradas hace bastantes años por la Demarcación de Costas, dependiente en la actualidad del Ministerio de Transición Ecológica, actual propietaria de la fortificación, vallando el recinto y colocando un guarda jurado en su puerta.
Las dos baterías, junto con Santa Ana Complementaria, podían ser contempladas entonces desde el mirador del túnel de la Cortina.
Hace escasos años fue remozada la fachada del patio de armas de Santa Florentina, reconstruido el tambor fusilero del Fuerte de Santa Ana y retirada la vigilancia. Comenzaron así las intrusiones y el vandalismo en estas edificaciones.
Creemos que, entre el total abandono y la restauración y puesta en valor de una de estas posiciones, debería existir un punto medio en el que se pudieran conservar y visitar con unas mínimas condiciones de vigilancia y limpieza, y sobre todo contar con la colaboración y el civismo de los cartageneros, especialmente de los adolescentes.
Pero no es así como queda reflejado en la noticia, en la que se anuncia el cierre total de las mismas: LA VERDAD: Costas pondrá vallas en Santa Ana y Santa Florentina
APUNTALAMIENTO EN SAN JULIÁN
Otra noticia detectada por nuestro compañero Antonio G.H. y que todavía no ha sido difundida por los medios es el apuntalamiento de la fachada del patio de armas de San Julián.
Desde AFORCA ya denunciamos en su momento en nuestra Lista Roja el estado de estos Muros y lo acompañamos con unas cartas dirigidas a la Dirección de patrimonio y a la alcaldesa de Cartagena (octubre de 2018) para que instaran a la Compañía Telefónica (actual propietaria del Castillo) a realizar trabajos de restauración. Parece ser que Telefónica está moviendo ficha y hace meses que mantiene contactos institucionales en este sentido. Ya os hemos contado que los muros agrietados y con riesgo de desplome coinciden con los restaurados en 1898 tras una grave explosión en sus polvorines y que para su reparación se emplearon vigas metálicas que al parecer ahora son el motivo de estas grietas.
Esperemos que esta medida sea provisional y pronto veamos algo más.
Comienzan las obras de Despeñaperros para la consolidación de sus muros
Desde AFORCA trasladamos la noticia del comienzo de las obras de consolidación del Fuerte de Despeñaperros por parte del Ayuntamiento de Cartagena. Las labores deberían haber comenzado antes de las pasadas navidades y supuestos problemas logísticos de la empresa adjudicataria y otros incumplimientos, lo han retrasado.
Se trata de una de las escasas fortificaciones del Plan O´Donell (1860) que junto con Fajardo y Navidad han llegado hasta nuestros días, pero que en el caso de Despeñaperros, presenta el estado más degradado e irreconocible a pesar de su llamativa presencia dentro de la trama urbana de Cartagena.
Destacamos también la alusión al Plan Director de Despeñaperros, pendiente de corrección para su aprobación definitiva (excepto la parte histórica realizada por AFORCA y ya aprobada) y que esperemos pase el trámite impuesto.
Vamos poco a poco, pero esto sigue.
Monumento a la estupidez en la batería de la Podadera
Os informamos de los últimos acontecimientos en relación a la extrema situación en que se halla el muro aspillerado de entrada a la Batería de la Podadera. AFORCA elaboró un informe llamando la atención y reclamando la urgente intervención en este BIC, remitiéndose oficialmente (diciembre de 2020) al titular del mismo; Ministerio de Defensa (MINISDEF), Arsenal de Cartagena, y a la Dirección General de Bienes Patrimoniales de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (enero de 2021).
El Área de Patrimonio del Ayuntamiento fue informado en su momento de la tramitación efectuada.
Hasta el momento no hemos tenido contestación alguna por parte del Arsenal o de la CARM. El caso es que el lugar es frecuentado por algunos excursionistas, que quizá inconscientemente, agravaban la situación del muro, tal como esta reciente imagen, que de no ser un montaje fotográfico, es todo un monumento a la estupidez.
Recientemente se han vallado los accesos a la batería para evitar acciones como la anterior. El resultado, ha sido el mismo que se produjo en la batería de San Leandro y ya ha sido forzada la valla.
Esperamos que el vallado no sea una medida definitiva, solo temporal en espera de una urgente intervención en el muro.Seguimos en la brecha luchando por este querido patrimonio y a la espera de tener más noticias que os transmitiremos.
AFORCA elabora un informe sobre la extrema situación de la Podadera
Como conoceréis muchos de vosotros a los que os gusta el senderismo, la batería de la Podadera mantiene una parte de su fortificación en riesgo máximo de desplome sobre el mar. Por ello, está incluida en nuestra lista roja de AFORCA, y en 2009 enviamos una carta a la entonces ministra de Defensa demandando una actuación sobre el mismo.
Desde hace algún tiempo, estábamos trabajando elaborando un informe sobre el estado de esta batería, y paralelamente, el Pleno Municipal del Ayuntamiento de Cartagena ha aprobado una declaración institucional reclamando un intervención en la batería.
Como resultado de este documento que hemos remitido a las autoridades implicadas, y según informa la prensa, es posible que hayamos conseguido algún efecto y se realice alguna intervención de urgencia que evite el desplome del muro aspillerado.
Hacemos público este informe que hemos remitido a todas las administraciones competentes
AFORCA en Canal 24h y obras de restauración de la muralla
Recientemente AFORCA ha estado en Canal 24h Cartagena, Gaceta Radio y TV donde nos dieron la oportunidad de hablar sobre nuestra asociación.
Os informamos también de la conclusión de la restauración del Baluarte Nº 9, que como recordáis se hallaba en nuestra “Lista Roja” antes de su desplome. Ciertamente ha sido rápida la reacción del MINISDEF y las obras ya han concluido con un acabado muy bueno que ya nos gustaría para la larga lista de fortificaciones que aguardan su restauración.
Por contra, debemos decir, y bajo nuestro punto de vista, que ha sido incompleta, al no incluir los dos últimos merlones que se hallaban abiertos, pero aun en pie. De esta forma, solo se han mantenido los arranques de las trazas de estos últimos, rehuyendo conseguir el estado inicial que tenía cuando se practico su acceso a través del baluarte.
Os pasamos las fotos comparativas donde podréis juzgar vosotros mismos.
AFORCA se suma a la Plataforma en Defensa del Castillo de Moros
La Asociación de Amigos de los Castillos y Fortalezas de Cartagena (AFORCA) ha aceptado la invitación de sus promotores y se ha sumado a la constitución de la Plataforma Ciudadana para la Defensa del Castillo de Moros, una iniciativa que nace al margen de ideología y partidos políticos.

AFORCA se ha sumado de forma entusiasta no recordando precedentes tan unánimes y con tan amplio apoyo social, cultural y vecinal relacionado con la puesta en valor de nuestro patrimonio de fortificaciones militares.
A continuación reproducimos el texto íntegro del manifiesto constitutivo de la plataforma y en cuya redacción AFORCA ha tenido una intervención destacada, con la esperanza de que pueda llegar a buen puerto esta iniciativa y se corrija de una vez por todas la situación que padece una de nuestras fortificaciones más singulares y degradadas de Cartagena.
MANIFIESTO
La Plataforma en Defensa del Castillo de los Moros nace con una clara vocación de neutralidad ideológica que le aleje de encasillamientos o adscripción política alguna para su mejor asunción por los diversos gobiernos municipales /regionales o instituciones que puedan intervenir o colaborar en los fines que persigue.
La Plataforma queda inicialmente constituida por varios colectivos ciudadanos de los ámbitos históricos, patrimoniales, medioambientales y sociales, con la finalidad última de conseguir la puesta en valor del Castillo de Moros y que esta apuesta sirva de transformación social, urbana y económica de los barrios de Los Mateos y Santa Lucía a través de un Plan Integral.
SITUACIÓN DE ORIGEN.
La fortificación del Castillo de Moros fue entregado al Ministerio de Hacienda en el año 1923 en cumplimiento de la Real Orden de 21 de diciembre de 1921, pasando a ser propiedad municipal el 4 de octubre de 1929 según consta en actas capitulares de Ayuntamiento. Su situación en el cerro de Los Moros, junto a los populares y humildes barrios de los Mateos y Santa Lucía, propició la ocupación y construcción de viviendas y chabolas en sus inmediaciones y dentro de la misma, situación que fue corregida en los años 90, no sin polémica, desalojando a sus ocupantes y derribando las construcciones ilegales más cercanas. Durante los muchos años de ocupación, se construyeron algunas cuevas en sus galerías de acceso y se expolió la mayor parte de las piedras que conformaban el pavimento de los adarves, así como los ladrillos que dibujaban los recercos de cañoneras, puertas y ventanas de sus edificaciones.
Tras el derribo de las edificaciones ilegales construidas sobre su glacis y apoyadas en su contraescarpa, se procedió a la explanación y modificación de la cota de esta zona construyéndose un camino que recorre perimetralmente el foso y que ha facilitado aún más el acceso rodado hasta el pie de la fortificación con el consiguiente expolio y transporte de materiales de construcción, especialmente elementos cerámicos que debilitaron aún más la consistencia de los antepechos, cañoneras y repuestos. Esta situación fue denunciada en 2017 por colectivos vecinales de los Mateos, procediéndose por parte del Ayuntamiento a la colocación de grandes piedras que cerraran su acceso rodado a través de la gran abertura del existente en el foso en su esquina noroeste.
La débil estructura resultante en las edificaciones originales destinadas a repuestos de este baluarte propició su desplome parcial durante el pasado “Dana”, y los recientes actos vandálicos destruyendo el abaco que coronaba una de las columnas sobrevivientes de la puerta de acceso al foso han hecho saltar todas las alarmas en las asociaciones y colectivos firmantes de este manifiesto demandando actuaciones de urgencia, que no solo detengan esta degradación sino que inviertan definitivamente la situación con un decidido plan integral de restauración de la fortificación y de su entorno urbano y social.
La rápida reacción del Ayuntamiento tapiando tres de sus accesos y la colocación de una puerta en la entrada principal ha tenido como lamentable reacción, por otro lado, esperada, de ser arrancada a escasas horas de su instalación.
VALOR HISTORICO-PATRIMONIAL DE ESTA FORTIFICACIÓN.
Quizá la gran concentración de fortificaciones militares reunidas en nuestro término municipal, unida al importante inventario romano y modernista de la ciudad ha conducido durante décadas a una abrumadora situación de gestión del patrimonio, pero a su vez ha hecho “bajar la guardia” convencidos inconscientemente que este “exceso” daba margen para tener permanentemente un bien patrimonial para poner en valor. De esta forma, hemos podido olvidar que cada una de estas fortificaciones, forman parte activa de la historia de nuestra ciudad, y en muchos casos de la historia de España.
El conocido como Castillo de Moros o de los Moros, constituye una fortificación exterior u obra destacada del recinto amurallado de Cartagena que junto al Castillo de Galeras y Atalaya fueron construidas en el S. XVIII para complementar la defensa de la ciudad y de su arsenal. Por su forma, pertenece a un tipo de fortificación abaluartada denominada obra coronada, compuesta por un baluarte central y dos medios baluartes en los extremos. Fue construido sobre una cota media de 56 metros sobre el nivel del mar cumpliendo los cánones de la Escuela Española de Fortificación Abaluartada.
Fue proyectado por el Ingeniero Militar Pedro Martín Zermeño, y construido entre los años 1773-1778 durante el reinado de Carlos III, correspondiendo al ingeniero militar Mateo Vodopich el diseño final y dirección de las obras.
Esta fortificación, concebida como una gran obra maciza, presenta cuatro accesos; el principal en la esquina suroeste del baluarte norte, el segundo, de forma simétrica en el baluarte sur, y otros dos a través de poternas abiertas sobre la escarpa hacia el foso seco y protegidas por la contraescarpa.
El cerramiento principal presenta escarpa, rematada por un cordón con medio bocel. Este elemento se debe corresponder con el nivel del adarve, desembocando los desagües al exterior por debajo de él. Los parapetos y merlones presentaban un declive en su coronación que permitía observar y batir la contraescarpa y su glacis; desaparecido hoy por la construcción de viviendas que apoyadas externamente en ella se realizaron.
Desde su posición, paralela a la muralla de la Ciudad y unida por un camino a cubierto, podía cubrir el Frente del Hospital y las Puertas de San José, obligando a un posible enemigo a retrasar sus líneas de ataque hasta una distancia desde la que era imposible batir a la propia ciudad. De esta forma, sus elementos defensivos y de protección; escarpa, contraescarpa, foso y merlones estaban orientados hacia el este como natural dirección de progresión del enemigo, quedando su retaguardia solo provista de un pequeño antepecho para que caso de caer en manos enemigas se le pudiera batir fácilmente desde la plaza amurallada.
Por su proximidad a la Plaza contaba con escasas edificaciones, reduciéndose a un puesto de guardia y repuestos para la artillería.
Ya antes de su construcción, este monte era considerado de gran importancia para la defensa de Cartagena. En la Guerra de Sucesión (1706), los ejércitos dirigidos por ingleses, se apoderaron de él y desde allí consiguieron batir el Castillo de la Concepción, neutralizando sus fuegos y conquistando la Ciudad. Desde su construcción siempre estuvo artillado. El propio Zermeño, lo concibió en 1766 con capacidad para albergar 60 cañones y 8 morteros. Con motivo de la Guerra de la Independencia, en 1810, se le emplazaron 10 cañones de hierro, en sustitución de otros 10 que tenía en estado de inutilidad.
Durante la Guerra Cantonal (1873-74) contaba con 16 piezas de artillería, y jugó un importante papel, cubriendo y evitando la penetración de los sitiadores por el este de la Plaza.
Actualmente está catalogado como MONUMENTO (Nº Catálogo 16219) y BIEN DE INTERÉS CULTURAL (Adicional Segunda Ley 16/1985. PGMO: BIC. Nº Catag. 160219).
SITUACIÓN PRESENTE.
El Castillo de Moros se halla actualmente dentro de la trama urbana del considerado casco antiguo de la ciudad, significándose por ello de manera notoria en un importante conjunto patrimonial conformado por el Hospital de Marina, Cuartel de Antiguones, Frente del Batel de la Muralla de Carlos III, Puertas de San José, Muralla Púnica y Fuerte de Despeñaperros. Preside además la zona oriental del Puerto y Dársena de Pescadores constituyendo junto con el Castillo de la Concepción las dos fortificaciones más elevadas y observables en la entrada por mar.
Esta cercanía, facilita con una mera observación desde el exterior su lamentable estado de abandono y ruina. A pesar de ello, podemos considerar que esta fortificación aún se halla “entera”, sin que hayan desaparecido grandes parámetros, concentrándose una posible acción de restauración en elementos reiterativos que pueden reproducirse a imagen de las partes sobrevivientes como arranques en el suelo, desagües, cañoneras, escaleras, pavimentos o edificaciones.
Su ubicación junto a los humildes y supuestamente inseguros barrios de los Mateos y Santa Lucía ha disuadido durante décadas a muchos excursionistas de visitarlo. Pero en los últimos años ha surgido un esperanzador redescubrimiento de este monumento. En abril del año 2014, la Asociación Rascasa puso en valor esta fortificación con el primer “Anda con Rascasa”, incluyendo la visita del Castillo de las más de cuatrocientas personas que realizaron la actividad. Para ello se realizó, a instancias de la asociación, la primera limpieza de basuras y desbroce del lugar por parte del Ayuntamiento.
A partir de ahí, un segundo “Anda con Rascasa”, la celebración en sus alrededores de actos de Cartagineses y Romanos, la inclusión en el recorrido de la Ruta de las Fortalezas, y las actuaciones ciudadanas coordinadas por el colectivo Crécete, dirigidas a la plantación de flora autóctona en su ladera occidental, contribuyeron a aumentar las visitas de excursionistas y el descubrimiento de muchas personas hasta ahora ajenas al gran tesoro que teníamos en nuestra ciudad, a la vez que la perplejidad por su mal estado. Por otro lado, las demandas vecinales de los Mateos en el Plan Fénix revindicando una actuación integral, y la respuesta con la inclusión en el abandonado pero imaginativo proyecto europeo MAPS, pusieron en el candelero esta aspiración.
El reciente tapiado de sus accesos en respuesta al último acto vandálico no parece ser una solución para prolongar en el tiempo o que sea respetada por atrevidos adolescentes, especialmente si nos fijamos en el caso del Castillo de la Atalaya o San Julián cuyos únicos accesos fueron violentados a los escasos días de ser cerrados. Pueden existir otros motivos de seguridad que impidan su acceso, pero caso de ser mantenidos sin ir acompañados de otras actuaciones conducentes a su restauración incumpliría el valor social que le otorga la ley al patrimonio al no permitir la visita pública, o el artículo 8.1c) de la ley 4/2007 de 16 de marzo sobre acceso a bienes patrimoniales. En contraposición, el aumento de visitas suele redundar también en el aumento inconsciente de vigilancia por parte de los mismos visitantes que no podrían denunciar posibles actos vandálicos por producirse a “puerta cerrada”.
La aspiración de Cartagena a ser declarada Patrimonio de la Humanidad no se corresponde con la sensibilidad institucional mostrada, aguardando aún gran parte del enorme y singular patrimonio que atesora su puesta en valor, o al menos su conservación. Gran parte de él no se halla enterrado, por lo que su degradación es continuada y exigiría de forma sostenida un aumento de esfuerzos y recursos en el área patrimonial que respetaran y mantuvieran todos los gobiernos municipales. El Castillo de Moros es un claro ejemplo de prolongado y anacrónico abandono en unión de sus dos barrios colindantes.
El destacado y representativo número de asociaciones y colectivos que inicialmente se han sumado entusiastamente a esta plataforma no es más que la pequeña muestra del clamor popular de muchos cartageneros y cartageneras que ansían la recuperación del patrimonio que forma parte cotidiana de sus vidas.
PROPUESTA DE LA PLATAFORMA.
En relación a todo lo anterior, esta plataforma propone tres líneas de actuación que aspirarían a ser refrendadas y mantenidas durante su posible periodo de ejecución por todas las formaciones políticas del arco municipal como un PLAN INTEGRAL de recuperación del monumento y su entorno.
Con carácter de urgencia
- Redacción de un completo plan director de la fortificación y entorno que abarque sus accesos y zona de acción de su glacis original, con participación de las asociaciones vecinales en los planteamientos relacionados con su integración en la trama urbana adyacente. (Con cargo a los presupuestos de 2021).
- Asignación de entorno de protección al BIC, hoy inexistente, como obliga la Ley 16/1985.
- Realización de un pre-proyecto de restauración de la fortificación que pueda evaluar el alcance de la intervención y una aproximación económica de su coste.
- Reconocimiento del Castillo de Moros y entorno como Casco Histórico.
- Desbroce y limpieza periódica del monumento y entorno.
- Apuntalamiento y/o vallado de las edificaciones en riesgo de derrumbe.
- Señalización de accesos y colocación de cartel explicativo.
- Mantenimiento de las zonas repobladas de flora autóctona.
- Corte del acceso rodado no autorizado (barreras) en los puntos más alejados posible del monumento para dificultar el expolio.
A corto plazo.
- Redacción de un proyecto definitivo de restauración, con dotación a cargo de los presupuestos de 2021.
- Delimitación y disposición del futuro Paseo Botánico.
- Realojamiento con carácter permanente en el mismo barrio de las familias afectadas por los posibles derribos de viviendas que exija el establecimiento del entorno del monumento.
- Potenciación y divulgación a través de las asociaciones vecinales de la importancia y singularidad de este monumento.
- Inclusión en las propuestas de itinerarios turísticos de la visita a este monumento. A medio Plazo.
- Potenciación de la inversión para la mejora urbana de las zonas próximas o de acceso al monumento.
- Propiciar entre los vecinos un clima de hospitalidad para los visitantes que pueda ser complementado por servicios de restauración o souvenirs.
- Inclusión de este proyecto como “EU Green Deal”.
- Conseguir la plena integración social y económica de los Mateos y Santa Lucía a través de su castillo.
La puesta en valor del Castillo de Moros no es solo una obligación que nos impone la ley o nos exige la historia, es una oportunidad para la plena integración y normalización de dos barrios tan populares como deprimidos, cuya situación resulta anacrónica dentro del casco antiguo.
Esta plataforma emplaza a los representantes políticos y técnicos de las áreas de patrimonio del Excmo. Ayuntamiento de Cartagena y Comunidad Autónoma para mantener una reunión de trabajo donde puedan plantear y explicar con más detalle sus propuestas, así como recibir de ambas instituciones su predisposición a las mismas.
ENTIDADES FIRMANTES DE LA PLATAFORMA
Cartagena, a 29 de octubre de 2020.
- Asociación Rascasa
- Asociación Vecinal de Los Mateos
- Asociación Vecinal de Santa Lucía
- Asociación Cultural El Pinacho
- Federación de Asociaciones Vecinales de la Comarca de Cartagena (FAVCAC)
- Colectivo Crécete
- «Amigos veteranos de los castillos cartageneros, sus fortalezas, murallas, viejas torres y baterías; Don Sancho Díaz Bustamante»; AFORCA.
- Asociación en defensa del patrimonio ADEPA
- DAPHNE
No solo se trataba de una piedra (vandalismo en el Castillo de Moros)
La reciente difusión por redes sociales de un video ciudadano captando las imágenes donde un grupo de jóvenes precipitaban piedras desde lo alto del Castillo de Moros sobre una de las columnas de piedra hasta que hacen desprenderse parte del “capuchón” o ábaco que la coronaba ha hecho saltar de nuevo la alarma en AFORCA y esperamos que en gran parte de nuestros conciudadanos.

La mayoría de cartageneros que hemos decidido alguna vez acceder hasta el Castillo conocemos su actual estado, si bien, es suficiente con la simple observación desde la Plaza de la Isla para comprobar su lamentable estampa presidiendo el puerto de pescadores.
Las tímidas, pero necesarias iniciativas desarrolladas recientemente por el Ayuntamiento encaminadas a su estudio geotécnico y levantamiento planimétrico para una futura consolidación de la obra existente, han hecho quizá más dolorosas las imágenes.
Aunque siempre es preferible tarde que nunca, llegamos de nuevo con retraso, sobre todo si consideramos que se trata de una fortificación de titularidad municipal desde 1929 que como otras muchas esta considerada como MONUMENTO (Nº Catálogo 16219) y BIEN DE INTERÉS CULTURAL (Adicional Segunda Ley 16/1985. PGMO: BIC. Nº Catag. 160219).
Esta piedra vandálicamente arrebatada de su conjunto tras más de 240 años, colmataba uno de los dos pilares de piedra que contenían la puerta de acceso al foso del Castillo y estaba esculpida de muy similar forma a las que todavía existen en la entrada al foso del Castillo de Galeras, al fortín del Baluarte nº 12, o las que existieron en el Castillo de la Atalaya y que hoy se hallan arrojadas en la ladera cercana a análoga ubicación.
Las fortificaciones realizadas durante el S. XVIII se caracterizan por un estilo neoclásico, sobrio y de gran funcionalidad para los usos de la guerra en las que las escasas licencias ornamentales se reducían a las bellas ménsulas que sostenían las garitas, a las comentadas puertas de acceso a fosos, a las puertas de entrada (Castillo de Galeras) y a las tres puertas de entrada a la ciudad, hoy desaparecidas (Madrid, San José y Puerto).
El conocido como Castillo de Moros ó de los Moros, constituye una fortificación exterior u obra destacada del recinto amurallado de Cartagena. Por su forma, pertenece a un tipo de fortificación abaluartada denominada obra coronada, compuesta por un baluarte central y dos medios baluartes en los extremos. Fue construido sobre una cota media de 56 metros sobre el nivel del mar cumpliendo los cánones de la Escuela Española de Fortificación Abaluartada. Por sus grandes dimensiones y distancia al trazado amurallado es considerado por expertos de especial singularidad.
Fue proyectado por el Ingeniero Militar Pedro Martín Zermeño, y construido entre los años 1773-1778 durante el reinado de Carlos III, correspondiendo al ingeniero militar Mateo Vodopich el diseño final y dirección de las obras.
Desde su posición, paralela a la muralla de la Ciudad y unida por un camino a cubierto, podía cubrir el frente del hospital y las Puertas de San José, obligando a un posible enemigo a retrasar sus líneas de ataque hasta una distancia desde la que era imposible batir a la propia ciudad.

De esta forma, sus elementos defensivos y de protección; escarpa, contraescarpa, foso y merlones estaban orientados hacia el este como natural dirección de progresión del enemigo, quedando su retaguardia solo provista de un pequeño antepecho para que caso de caer en manos enemigas se le pudiera batir fácilmente desde la plaza amurallada. Por su proximidad a la Plaza contaba con escasas edificaciones, reduciéndose a un puesto de guardia y repuestos para la artillería. Ya antes de su construcción, este monte era considerado de gran importancia para la defensa de Cartagena. En la Guerra de Sucesión (1706), los ejércitos dirigidos por inglaterra, se apoderaron de él y desde allí consiguieron batir el Castillo de la Concepción, neutralizando sus fuegos y conquistando la Ciudad.
Desde su construcción siempre estuvo artillado. El propio Zermeño, lo concibió en 1766 con capacidad para albergar 60 cañones y 8 morteros. Con motivo de la Guerra de la Independencia, en 1810, se le emplazaron 10 cañones de hierro, en sustitución de otros 10 que tenía en estado de inutilidad. Durante la Guerra Cantonal (1873-74) contaba con 16 piezas de artillería, y jugó un importante papel, cubriendo y evitando la penetración de los sitiadores por el este de la Plaza.
Este castillo fue entregado al Ministerio de Hacienda en el año 1923 en cumplimiento de la Real Orden de 21 de diciembre de 1921, y el 4 de octubre de 1929 pasó a ser propiedad municipal según consta en actas capitulares de Ayuntamiento.

No es sólo su historia, o la protección que le otorga la ley lo que agrava el suceso, ni siquiera que se sume al reciente derrumbe durante la pasada primavera de parte de las edificaciones y almacenes de los pertrechos de artillería del Castillo, sino que esta agresión atenta contra algo no tangible que conforma nuestro sentimiento y orgullo como cartageneros nacidos en una ciudad castrense por excelencia donde sus fortificaciones dieron carácter a su idiosincrasia y en ellas se escribió parte de la historia de España. ¿Alguien duda que su restauración supondría el revulsivo definitivo de progreso para barrios de Santa Lucía y Los Mateos, aportaría un activo importante a nuestra oferta cultural y turística, y haría justicia a los 90 años de continua degradación?
La falta de educación y civismo ha sido el causante directo de este atentado, pero no es menos cierto que, caso de estar restaurado el Castillo, una pandilla de jóvenes desquiciados no encontrarían piedra suelta alguna que arrojar.
Cuando el bosque no deja ver el Castillo. Patrimonio y naturaleza.

Mas de un cartagenero “cincuentón” recordará el escaparate del establecimiento Casaú en la calle Mayor donde se ofrecían a la venta fotografías de los buques de la Armada con base en Cartagena para que los numerosos marineros que prestaban su servicio militar embarcados pudieran tener un recuerdo de la unidad naval donde sirvieron durante varios meses y enviarlo como postal a sus novias o familias.
La mayoría de estas imágenes, estaban tomadas desde el pretil portuario donde solían amarrar “los cinco latinos” cuando el Alcalá Galiano, Galerna, Jucar o Neptuno, entre otros muchos, entraban o salían de la dársena del Arsenal, captando así como fondo la ladera del Monte de las Galeras con sus vaguadas cubiertas de hormigón para la recogida de aguas de lluvia y desprovista de vegetación significativa alguna.
Era entonces apreciable la majestuosa silueta del Castillo de Galeras con su revellín apuntando al Puerto. En realidad, cualquier imagen fotográfica de los alrededores de Cartagena de principios o mediados del S. XX se parecía más al erial que sintonizaba con el popular y peyorativo dicho aquel de ….Cartagena, montes sin leña,…..
En realidad, la mayor parte de las escasas concentraciones boscosas de Cartagena tienen su origen en las antiguas zonas militares, donde las repoblaciones de mediados del S. XX (Portman, Valle de la Algameca) o la prohibición al tránsito, pastoreo o tala favoreció la extensión de pequeños pinares cobijados en baterías de costa (Cenizas, Castillitos, Parajola o Aguilones).

Desgraciadamente, la repoblación forestal no ha sido un destacado recurso utilizado por los gobiernos o corporaciones en las últimas décadas, y los 20, 30 o 40 años de crecimiento que requieren para cambiar una fisonomía va en contra de la recogida inmediata de frutos que necesitan los grupos políticos. De esta forma, las pequeñas repoblaciones de nuestros montes, aunque apoyadas oficialmente, han sido ejecutadas frecuentemente por llamadas populares o escolares dirigidos por asociaciones conservacionistas que meritoriamente intentan infundir a los más jóvenes el amor y cuidado de nuestra naturaleza y medio ambiente.
Pero esta loable actividad entraña un grave error. Muchas de estas plantaciones se realizan en las cercanías, incluso en el interior de las antiguas baterías de costa, fuertes o castillos que salpican nuestra ciudad y litoral, y que conforman este destacado patrimonio de fortificaciones militares. Es comprensible la dificultad que representa para un escolar practicar un hoyo con una rudimentaria herramienta en la ladera virgen del monte, o realizarlo próximo a la fortificación, donde a pesar de los 90, 150 o 250 años transcurridos desde su construcción, su dureza es menor por tratarse de zonas removidas y moldeadas artificialmente.

De forma extendida se piensa que la fortificación termina en el último foso o muro de la construcción, sin incluir a la amplia extensión de terreno llano que suele existir a su vanguardia. Estas zonas construidas como “explanadas de tiro” y “glacis” formaban parte activa de la fortificación militar y tenía por objeto, en el primer caso, servir de sector de tiro despejado para las piezas de artillería de costa, y en el segundo caso, obligar a un enemigo a pie cercano a descubrirse y no encontrar protección alguna en el terreno donde parapetarse para que el fuego rasante de nuestros cañones o fusilería pudiera batirles. A pesar de estar realizados con el mismo material del terreno, sin obra, necesitaban de un gran esfuerzo para eliminar los accidentes del terreno, importando incluso tierra y material de otros lugares para conseguir la pretendida explanación de suave pendiente descendente.
El resultado, ya sea por extensión natural de la masa boscosa o por repoblación artificial es el mismo.
En primer lugar, la silueta de estas fortificaciones, especialmente los castillos, se desfiguran por completo. Se hacen indetectables y pierden su presencia en el contorno de la Ciudad. En el caso del Castillo de Galeras y de la Concepción es más palpable. Si bien somos capaces de escandalizarnos con la ubicación de antenas de telecomunicaciones en San Julián, aunque se pueda seguir divisando su contorno con claridad desde El Albujón, inexplicablemente no lo somos con el Castillo de la Concepción, cubierto totalmente de pinos si lo divisamos desde poniente. Lo mismo sucede con el Castillo de Galeras, donde la expansión incontrolada de pinos oculta casi totalmente las cortinas y baluartes desde levante. Solo la reciente muerte de dos ejemplares por enfermedad ha permitido descubrir de nuevo su bello revellín de entrada.
En segundo lugar, la proliferación natural de pinar también está amenazando gravemente la misma estructura de la fortificación en la batería de Negrete, Parajola y en los adarves del Castillo de Galeras, donde sus vigorosas raíces son capaces de agrietar la obra y desestructurar la sillería.
En tercer lugar, se desvirtúa el uso histórico de la fortificación introduciendo un arbolado en la zona inmediata de acción de la fortificación que jamás se hubiera permitido su nacimiento mientras estaba en servicio.

Muy posiblemente, y a medio plazo, será imposible divisar desde el mirador de Cala Cortina la Batería de Santa Ana Complementaria hoy sembrada de pinos jóvenes, o el Fuerte de Santa Ana con una encina y un pino plantados al pie de su entrada. De la misma manera, será imposible ver desde los cañones de 38,1 de Castillitos el sector de mar que defendían estas dos colosales piezas por estar repoblada de pino toda su explanada de fuego a vanguardia.

Un último ejemplo lo tenemos en el Castillo de la Atalaya, repoblado de ciprés cartagenero su glacis noroeste.
No deberíamos confundir el ajardinamiento o el dudoso embellecimiento de este patrimonio, que siempre destacó por su austeridad y funcionalidad para los usos de la guerra con este intrusismo “naturalista o ecológico”. Especialmente, no tanto por tratarse de un patrimonio BIC, cuya ley de conservación no permite estas injerencias, sino como por la desvirtuación y desnaturalización que supone, y se opone, a la significación y narración histórica que contienen.
Desde AFORCA apoyamos sin reservas la conservación y reforestación de nuestro bello litoral costero, pero respetando razonablemente de nuestro patrimonio.
Juan Lorenzo Gómez-Vizcaíno Castelló, Alcaide de AFORCA.
AFORCA recuerda el peligro de desplome de otras fortificaciones de Cartagena
La Asociación de Amigos de los Castillos y Fortalezas de Cartagena (AFORCA) ha vuelto a reiterar el peligro de derrumbe en el que se encuentran diversos elementos de nuestro patrimonio de fortificaciones y cuya reconstrucción una vez que se vengan abajo resultaría mucho más costosa que adoptar ahora las medidas necesarias para su conservación.
Estos elementos enumerados en la “Lista Roja” publicada en 2018 eran siete, de los que ya dos, el baluarte número 9 de la Muralla de Carlos III en las inmediaciones del acceso a Navantia y los almacenes del Castillo de los Moros, han sufrido derrumbes.


A finales del pasado mes de abril se desplomó parcialmente una de las dos edificaciones que estuvo destinada a almacenes y pertrechos de las piezas de artillería del Castillo de los Moros.
Desde AFORCA se quiere seguir llamando la atención de nuestras instituciones y ciudadanos sobre el peligro que acecha al resto construcciones militares defensivas y muy especialmente, por su avanzado deterior, el cordón del muro aspillerado de entrada a la batería de la Podadera que se sostiene de forma milagrosa y que caerá al fondo del mar, sin que su cesión, alquiler o cambio de titularidad desde el Ministerio de Defensa al Ayuntamiento lo evite.
AFORCA no pasa por alto los malos tiempos que se avecinan por la crisis del coronavirus y que la situación económica relegará, como es lógico, estas posibles actuaciones en favor de la atención social que demandarán nuestros ciudadanos, pero son ya muchos los años que aguarda este patrimonio para su conservación adecuada y finalmente para su puesta en valor.

El Ayuntamiento de Cartagena ya es titular del Castillo de Moros, Atalaya, Batería de San Leandro y Fuerte de Despeñaperros. ¿Cambiaría en algo acoger también la batería de la Podadera o el Fuerte de Fajardo?
Esperemos que sí y que la penuria económica obligue a nuestros representantes a buscar o gestionar fórmulas alternativas de utilización, conservación o colaboración hasta ahora inexistentes; pero de momento es urgente actuar ya por parte de sus actuales propietarios para evitar un nuevo desplome irreparable de nuestro patrimonio defensivo.