Edad Contemporánea
Esta edad que transcurre durante los siglos XIX y XX., fue para Cartagena, al igual que en el resto del Reino de España, tempo de grandes acontecimientos políticos que supuso para esta ciudad el protagonismo de acontecimientos políticos y sus correspondientes guerras. Durante el siglo XIX Cartagena se sublevó siete veces: en 1.808 proclamando a Fernando VII, en 1.820 secundando el alzamiento de Riego en Cabezas de San Juan, en 1.843 a favor de Isabel II, en 1.844 en contra del Gobierno de la Reina Gobernadora, en 1.854 uniéndose al movimiento de O’Donnell, en 1.868 abrazando la patriótica causa del general Prim y por último, en 1.873 proclamando el Cantón Murciano. En el siglo XX, Cartagena tuvo gran protagonismo durante la Guerra Civil 1.936 – 1.939, con único Departamento de Marina de las fuerzas republicanas. Estos acontecimientos, unidos a los grandes progreso que hubieron en el armamento y las fortificaciones, ocasionaron un «tejer y destejer» en los sistemas defensivos de esta plaza, como presentamos en los puntos siguientes.
Siglo XIX
El siglo XIX fue para España una continua lucha entre la libertad y el despotismo, una ininterrumpida serie de catástrofes, guerras civiles y coloniales, una ráfaga de gloria en áfrica, y la pérdida de nuestro poderío en Ultramar. A estos acontecimientos, no permaneció ajena la plaza de Cartagena, pues contra sus muros y fortalezas se produjeron importantes acciones de guerra que pusieron a prueba, en varias ocasiones, la utilidad de su sistema defensivo, en especial durante la Guerra Cantonal. Además, en esta centuria habrán de transformarse profundamente los sistemas de fortificación motivados por una serie de factores, algunos de los cuales expondremos a continuación.
Los campos atrincherados de Clauserwitz.- Durante la primera mitad del Siglo, para la defensa de las plazas fuertes, había que tener en cuenta además del empleo masivo de cañones las nuevas ideas difundidas por Clauserwiz, quien preconiza la construcción de los campos atrincherados circundando la plaza, para alejar a la ciudad de los efectos de la artillería de sitio. Este sistema llamado por el propio Clauserwitz «segunda acción», estaba organizado sobre la base de obras permanentes y campos atrincherados (obras de Campaña), que no poseía Cartagena.
Por otra parte, el perfeccionamiento del fusil suponía la necesidad de dar entrada a esta nueva arma en la defensa de las fortalezas, sustituyendo en gran modo a la artillería en la defensa próxima, especialmente en los flanqueos del foso, lo que da lugar a la aparición de las galerías aspilleradas, con aspilleras bajas y altas en los muros, que propiciarán la aparición de nuevos sistemas defensivos tales como el «Sistema Poligonal» y el «Sistema Atenazado», que han de quedar testimoniados en el castillo de San Julián.
El buque acorazado y las bóvedas a prueba.- El último tercio del Siglo XIX representa un espectacular progreso de la Artillería, que hará modificar, no sólo las tácticas de los cuerpos combatientes, sino que también provocará un importante progreso en la fortificación, consolidándose las «bóvedas a prueba». Para la Marina traerá la aparición del buque acorazado, que supondrá la iniciación de la lucha entre «La coraza y el proyectil». Ahora el artillero, a falta de proyectil perforante tratará de batir el buque disparando a sus cubiertas, generalmente más débiles o de madera.
En España también se entra en esta preocupación y se dan normas para los asentamientos de las baterías de costa, distinguiendo entre las de «tiro curvo» y las de «tiro rasante» (para perforar). Las primeras se asentarían en cotas elevadas y las segundas en cotas bajas.
La invención del ánima rayada, la retrocarga, la pólvora sin humo, la espoleta de doble efecto y otros, desencadena un ritmo vertiginoso de sucesivos empleos, de tipos y modelos de piezas de artillería con la superación en potencia destructora, en gigantismo de calibres y en el alcances insospechado que afectaron a la fortificación y la táctica, e incluso a la concepción estratégica de las guerras.
Entre los cambios que impuso esta evolución en las fortificaciones abaluartadas terrestres están los siguientes: el empleo del hormigón, que sólo se rompe donde el proyectil perfora, sin afectar al conjunto, al contrario que la mampostería en la que la caída de una piedra puede ocasionar el desmoronamiento del muro, la pólvora sin humo, que daba paso a la vieja aspiración de cerrar totalmente las casamatas, una vez que había desaparecido gran parte de los peligros y molestias que ocasionaba el humo.
Con estos adelantos el buque de guerra queda beneficiado doblemente por los nuevos cañones y por las corazas, y la defensa de las costas ha de contar, al menos, con la misma artillería que el buque, y solo podrá tener a su favor la posibilidad de adelantar los asentamientos, si el trazado de la costa se lo permite, para situarse a menor distancia del barco de la que este ha de estar del objetivo a defender.
Cartagena plaza de primer orden.- El informe Sierra.- Con la llegada al Trono de Isabel II (1.843 a 1.868), se producen dos importantes acontecimientos para las fortificaciones de Cartagena. El primero de ellos, y más importante será la R.O. de 12 de Septiembre de 1.842, por la que la plaza de Cartagena que había estado considerada como de TERCER ORDEN, es declarada de PRIMER ORDEN.
El segundo será otra R.O. de 8 de Enero de 1.843 por la que dividía el territorio nacional en Comandancia de Ingenieros, designando para la de Cartagena un teniente coronel, que integrado en el 4º Distrito (Valencia) residiría en Cartagena y atendería a las provincias de Murcia y Albacete.
La nueva categoría de la Plaza y el contar con una Comandancia de Ingenieros hace posible un estudio detallado de esta ciudad en 1.845, por parte de Ingeniero Militar Idelfonso Sierra, que trata de estudiar las formas de remediar los defectos de la defensa terrestre de Cartagena, y propone: construir los fuertes de Los Picachos y el Castillo de San Julián; y fortificar Cabezo de Lauria, el Puntal de la Cueva de Guaracha y el Molino de los Pernos, tratando de establecer el segundo sistema de defensa u ofensivo de los campos atrincherados de Clauserwitz. Pero todo quedó en estudios e informes.
El informe Medina.- Más tarde la preocupación por el sistema defensivo de Cartagena tendrá como origen el R.D. de 25 de mayo de 1.851 con la creación de una Junta con el encargo de formular el plan del sistema defensivo de la Península, islas y posesiones adyacentes, pero se dilatará en el tiempo y no acabará sus trabajos hasta 1.858. En este año por R.D. del 28 de julio el General O’DONNELL, ministro de la Guerra, la disolverá y encargará a la Junta Consultiva de Guerra, la finalización y ejecución de estos trabajos.
En 1.859, a instancias del Ingeniero General, se hizo una petición a las Cortes de un crédito extraordinario para material de artillería e ingenieros y para los estudios de fortificación realizados durante toda esta época.
En Cartagena tales estudios culminaron en el Proyecto de la Comandancia de Ingenieros de la plaza, que firma su Jefe el Coronel Medina y que recoge todos los anteproyectos hasta entonces realizados con un nuevo concepto de la defensa. Estos anteproyectos fueron desarrollados por los prestigiosos ingenieros Tabar y La Llave, y atendían tanto a la defensa marítima como a la terrestre, equilibrándolas. Y en este último aspecto incluso prevenían lo que se denominó en la época ataque industrial, con el uso de la bóvedas a prueba en las nuevas baterías y en las reconstruidas.
Aunque las obras y sus artillados no se realizaron en la totalidad, la presteza de su iniciación, comenzando incluso antes de terminar el informe algunas obras de las provisionales, causaron una favorable impresión en la población de Cartagena, y así, el cronista Martínez Rizo, publica en el año 1.891: << Inaugúranse las obras de fortificación del Puerto de Cartagena, cuyas baterías llegan a ser, andando el tiempo la mas perfecta manifestación del arte moderno, resultando inatacable el puerto y contribuyendo a que sea esta la primera plaza militar de España en las costas del Mediterráneo >>. Pero debemos recordar que desde que se redactó el Informe Medina en 1.869, hasta 1.891, la Artillería y la Fortificación, en general, han sufrido un espectacular avance dejando obsoleto cuanto se había proyectado.
La Guerra Cantonal.- La Guerra Cantonal puso de relieve muchas de las carencias que tenía la plaza de Cartagena para su defensa en el frente terrestre, debido a la falta de obras exteriores, del frente marítimo poco podemos deducir ya que no recibió ataque alguno de consideración.
Los Cantonales se encerraron tras la Muralla, y aunque hicieron algunas salidas, apenas combatieron a las fuerzas sitiadoras, que con cierta lentitud y pocos medios fueron estableciendo las famosas doce baterías, que batieron los fuertes y baluartes, desde una distancia superior al alcance de los cañones cantonales, debido a la carencia de obras exteriores de la plaza que lo impidiera.
La poderosa escuadra cantonal permitía el dominio del mar, al menos en las costas próximas, y a pesar del Combate de cabo de Palos (11-10-1.873), aseguraba el abastecimiento de la plaza, la comunicación con el exterior y asegurar la huida, en el caso de la derrota.
El Artillado Krupp.- Para poder contar con material adecuado que pudiera hacer frente a los moderno acorazados, en los últimos años del siglo XIX, se le compraron a la Casa Krupp, piezas destinadas a Cádiz, Mahón, El Ferrol, Ceuta, La Habana y Cartagena, de los calibres 26 y 30,5 cm.
Los correspondientes a Cartagena artillaron las baterías de Podaderas (con 2 piezas de 260/35), Santa Ana Complementaria (2 piezas de 305/35) y Trincabotijas Baja (2 piezas de 350/35), de 12.000 metros de alcance.
Comparación del despliegue del siglo XVIII con el del XIX.- A pesar del gran aumento de alcance y del poder destructivo de los nuevos proyectiles, no sufre variación la ubicación de las baterías de costa, se siguen manteniendo los frentes derecho e izquierdo, que siguen cruzando sus fuegos para proteger la entrada a la bocana, sin aumentar la amplitud del despliegue por Levante y Poniente.
La única innovación fue la construcción de las «casamatas a prueba», con lo que se dotan a las antiguas baterías de: San Leandro, San Isidoro y Santa Florentina y el Fuerte de Santa Ana. Además se construye el Fuerte de Navidad y el Castillo de San Julián (que por fin se termina de construir). Al final del siglo será cuando se dejen de construir casamatas para dar paso a las «barbetas», como ocurrió en los artillados Krupp (Trincabotijas, Santa Ana Complementaria y Podaderas).
Resumen de fortificaciones realizadas durante el siglo XIX
Resumimos, a continuación, cuantas fortificaciones se realizaron en Cartagena durante el siglo XIX, indicando su situación en el plano correspondiente.
Plano 1
Plano 2
Plano 3
Fuerte de Navidad.- Se construye sobre la vieja batería del siglo XVIII un fuerte con las piezas acasamatadas. Plano 2. nº 18.
Sobre el antiguo Fuerte de Santa Ana se construye una batería acasamatada que será conocida como Batería de Santa Ana Acasamatada. Plano 2. nº 23.
Batería de Santa Ana Complementaria.- Krupp a barbeta. Plano 2. nº 25.
Castillo de San Julián. Plano 2. nº 32.
Reformas en la batería de Trincabotijas Baja.- Krupp. Plano 2. nº 27.
Reformas en la batería de la Punta de la Podadera. Krupp a barbeta. Plano 2. nº 16.
Polvorín de La Guía.- Acuartelamiento de Ingenieros. Plano 1. nº 20.
Cuartel Defensivo de Fajardo. Plan O’Donnell. Plano 2. nº 15.
Fuerte de Despeñaperros del Plan O’Donnell. Plano 3. B.23.
Fosos en las puertas de Madrid y de San José. Plano 3. nº 1 y 51.
Siglo XX
Cartagena se queda sin fortificaciones permanentes.- Cartagena comenzó el siglo XX, renunciando al sistema defensivo terrestre. La primera confirmación del desmantelamiento defensivo terrestre de esta plaza será la concesión Real para el derribo de las murallas (R.O. 14 de Mayo de 1.902), precedida de la Ley de Ensanche de 21 de Marzo de 1.895. Con estos preceptos la plaza de Cartagena renunció al sistema defensivo, de carácter permanente, contra los ataques procedentes del interior del territorio. Los castillos de Moros, Concepción y Atalaya, ya no interesan defensivamente, aunque por su posición y altura dominante, pueden servir para otras finalidades militares.
Preocupación por la defensa de costas.- La artillería de costa continua su evolución, y los artilleros están cada vez más preocupados por las corazas de los buques. En los ejercicios de tiro y Escuelas prácticas, se proponían como modelo enemigo, los buques acorazados ingleses que alcanzaban los 18 nudos, con coraza de 229 mm. y con cañones de 305 mm. y 152 mm. Los materiales de costa que artillaban Cartagena, a principio de siglo, no podían dar repuesta a los modernos acorazados que tanto preocupaban, por la posibilidad que tenían de poder realizar impunemente bombardeos sobre la Base Naval.
Si durante el Siglo XIX se gesta el nacimiento de los buques acorazados, será a principio del XX, cuando llegan a adquirir una gran importancia, y proporcionaban un gran poderío a las naciones que los poseían. Por eso, a toda costa había que proteger las bases navales de los ataques de estos poderosos navíos.
Plan de Defensas de Costas de 1912.- Fue este plan la contestación a tan negativo estado de opinión sobre la defensa, y era el más ambicioso que hasta la fecha se había concebido, de acuerdo con la R.O. de 12 Abril 1.912, donde se fijaban misiones a la Artillería de Costa de Cartagena, así como la ampliación de límites para el despliegue de las batería.
Consecuencia de esta R.O. la Junta Local de Armamento realiza un gran número de informes y tanteos para el artillado de nuevas baterías: Monte Roldan, Atalaya, Sierra Gorda, Aguilones y Cabo de Agua. Pero cuando llega el año 1.925, no se habían artillado ninguna de las mencionadas, al menos las de nueva ubicación.
El alcance máximo de los materiales en servicio en nuestras costas era de 12.000 metros, además de ser muy baja su velocidad de tiro, cuando ya se han montado pieza en los nuevos acorazados con alcances superiores a los 20.000 metros. A todas estas deficiencias se tratará de poner remedio durante el Gobierno del Marques de Estella, como veremos a continuación.
El despliegue Vickers.- El verdadero apogeo de la defensa de costa será iniciado por Primo de Rivera. Según Mola, el <<…claro concepto … de la evolución política europea y de los futuros peligros en el orden internacional le llevó a cuidar de la Marina de Guerra, dotándola de medios poderosos de defensa de sus bases… >> que le lleva al establecimiento de un nuevo Plan de Defensa Marítima de las Bases Navales.
Estos planes que sin vacilación fueron completados por la II República, no sólo afectaron a Cartagena, también a EL Ferrol y Mahón. Se trataba de artillar nuevas baterías con piezas de 38,1 cm. (Costa), 15,24 cm. (Costa) y 10,5 cm. (Antiaéreo). Todas de la Casa Vicker, con alcances de 35.000 y 21.000 metros, respectivamente para las dos primeras, y techo de 7.000 metros las antiaéreas. Eran similares a las que armaban las más modernas unidades navales; complementadas con los obuses de 24 cm., y otras piezas de antiguos modelos.
Este nuevo material permitía a Cartagena contar con un despliegue más amplio, de Cabo Tiñoso a Cabo Negrete, que podía evitar un bombardeo naval de la Base de Cartagena, al quedar bajo el fuego de nuestras baterías las unidades que trataran de efectuarlo a menos de 35.000 metros, extremo que quedó ampliamente demostrado durante la Guerra Civil 1.936 – 1.939.
El material Vickers ha constituido el armazón de la defensa de la Base Naval de Cartagena hasta la actualidad.
Las baterías artilladas en este período de tiempo son las siguientes:
Plano 1
Plano 2
Plano 3
Baterías de 38,1:
– Castillitos.- Conserva los dos cañones.- Plano 1. nº 13.
– Cenizas.- Conserva los dos cañones.- Plano 1. nº 30.
Baterías de 15,24:
– Jorel.- Conserva los cuatro cañones.- Plano 1. nº 14.
– Parajola.- Desartillada.- Plano 3. nº 5.
– Aguilones.- Desartillada.- Plano 3. nº 38.
– Chapa.- Desartillada.- Plano 1. nº 27.
Baterías Antiaéreas de 105/45:
– Atalayón.- Desartillada.- Plano 1. nº 12.
– Roldán.- Desartillada.- Plano 3. nº 1.
– Sierra Gorda.- Desartillada.- Plano 3. nº 41.
– Conejo.- Desartillada.- Plano 3. nº 39.
– Cabo Negrete.- Desartillada.- Plano 1. nº 28.
– Dolores.- Desartillada.- (Desaparecida. Núcleo Este del Acuartelamiento de Dolores).
Artillados durante la Guerra Civil 1.936 – 1.939
Durante la guerra este despliegue se incrementó en las baterías siguientes:
– Batería de Loma Larga.- Desartillada.- Plano 1. nº 8.
– Batería Antisubmarina de Isla Plana.- Desartillada y en ruinas.- Plano 1. nº 2.
– Batería Antisubmarina de La Galerica.- Desaparecida.- Plano 1. nº 26.
– Batería Antisubmarina de Cabo de Palos.- Desaparecida.- Plano 1. nº 34.
– Batería de La Horadada.- Desaparecida.- Plano 1. nº 22.
– Batería de Punta Prima.- Desartillada, solo quedan vestigios.- (En Punta Prima de Alicante).
– Baterías de Almería.- Desaparecidas.
Además supone la aparición de una serie de obras complementarías a la defensa como asentamiento de proyectores, refugios A.A., puestos de mando que omitimos en este trabajo, dada la extensión impuesto al mismo.
Transformación de la Artillería de Costa en Antiaérea.- Finalizada la Guerra Civil se inicia en Cartagena un abandono progresivo de las fortificaciones tradicionales de la defensa de costas, y un incremento constante de puesta al día de los nuevos sistemas de defensa antiaérea.
El Plan Norte.- Anticipándose al PLAN NORTE, el 20 de mayo de 1.993 el General Jefe de la Región Militar de Levante transmite la IG.I/93 por la que se ordenaba la disolución del GACTA III/73, en el que estaban integradas todas las baterías de costa.
Este era un importante acontecimiento para la ciudad, desaparece la artillería de costa después de 485 años empleada en la defensa del puerto, las costas y más tarde la base naval de Cartagena, desde el año 1.726.
Las baterías de Cenizas, Castillitos, Parajola, Jorel, Aguilones y la Chapa, serán las últimas que permanecían artilladas, todas ellas ubicadas en parajes de alto valor paisajístico y ecológico, ya no tendrán uso militar, pero pueden constituir lugares de verdadero interés para que podamos intentar la conservación de una singular arquitectura (fosos, polvorines, refugios, pabellones, etc) y la voluminosidad y espectacularidad de los cañones y sus mecanismos como auténticas piezas de museo. No en vano es este el final de una etapa con 500 años de permanencia de la Artillería de Costa, con cañones, para la defensa de la Base Naval del Mediterráneo, en Cartagena.
Pero el PLAN NORTE también terminará con el resto de unidades del Ejército que guarnecían Cartagena. Por aplicación del mismo, todas ellas serán disueltas entre los años 1.995 y 1.996, tras el acuerdo del Consejo de Ministros, 5 de Agosto de 1.994, estableciendo la entidad, la estructura y despliegue de la FUERZA, así como el programa de transición para el período 1.995 – 1.997.