Murallas
Murallas de los Borbones
Durante el siglo XVIII, y bajo el mandato de Los Borbones, se consolidó la defensa de la plaza, arsenal y puerto, lo cual significó el principal despegue económico y social de nuestra ciudad, convirtiendose en plaza fuerte, habiendo perdurado hasta nuestros días. En ese período se construyeron dos recintos de murallas:
– Durante el reinado de Felipe V se realiza la conocida como Muralla de Felipe V o de las trazas de 1.721.
– Con el reinado de Carlos III se construye la más conocida como Muralla de Carlos III.
Los restos de materiales documentados de las fortificaciones de la época de los Borbones en Cartagena son los siguientes:
Felipe V o de las trazas de 1721
A la muerte de Carlos II, surge la Guerra de Sucesión entre dos pretendientes a la corona española, el borbón Felipe V y el Archiduque Carlos. Durante esta contienda, que afectó a Cartagena, de forma muy directa durante ocho años, los cartageneros sintieron gran preocupación por el estado de las fortificaciones de la plaza. En el año 1.705, el Concejo de Cartagena solicita que << … del donativo forzoso que se estaba recaudando entre este vecindario para urgencia de la guerra, se le dieran 3.000 ducados para levantar una tápia que defendiera la ciudad; pero le fue negado por real orden … >>. Al mes de esta denegación en el Concejo, se manifestaba <<… que a la sazón no existia en esta ciudad mas lienzos de muralla que daba frente al Puerto, y que el circuito de la misma por la parte de tierra ni aún tenia una simple tápia …>>. Al año siguiente el Concejo acuerda que siendo urgente poner la ciudad en estado de defensa recurre a los ciudadanos la ayuda para hacer murallas en los sitios necesarios. Al año siguiente de 1.706 (24 junio), durante la Guerra de Sucesión y hallándose Cartagena muy escasamente protegida y en malísimo estado sus fortificaciones, se presento ante su puerto con poderosa escuadra el almirante inglés LEAK, por capitulaciones, se hizo dueño de la plaza, convencido el gobernador de que toda la defensa era inútil. Ocupada por los ingleses, estos la fortificaron con una muralla de tapial el frente de la puerta de San José, construyeron una torre cilíndrica en el monte de San Julián, y realizaron obras de campaña en los cerros de Atalaya y Picachos. Pero no debieron ser estas las únicas actuaciones sobre las fortificaciones, como deducimos del examen de un plano de 1.721 donde aparecen las trazas de restos de murallas y fortificaciones, de las que no conocemos documentos, que hagan referencia a las mismas. Suponemos que fueron ejecutadas sin proyectos ni trámites administrativos en un estado de necesidad ocasionado por la guerra.
En el referido plano de 1.721 el poblado arrabal de San Diego estaba encintado por un circuito de murallas de traza muy irregular, indudablemente adaptado a la morfología del terreno. Dicha muralla se repite en varios planos de la primera mitad del siglo XVIII, sobre los que se proyectaban las nuevas fortificaciones y la construcción del Arsenal. Este recinto, seguramente fue una ampliación de las murallas de Antonelli de 1.576. Como podemos observar en el plano de 1.721. A partir del viejo vértice del baluarte de la Serreta comenzaba una línea murada que se extendía a lo largo de las pequeñas elevaciones de la Serreta, Monte Sacro (Cantarranas), San José y Despeñaperros; hasta enlazar con el Castillo de la Concepción. También aparecen tres puertas: la de la Serreta, la de San José y la del ángel (que en el plano de 1.721 figuran respectivamente como N, R y T), que completaban a las anteriores de Mar, San Leandro, Arenal y puerta de Murcia.
Quedan de esta muralla sólo dos vértices de baluartes, perfectamente visibles, uno situado junto al cabezo de la Serreta al norte, y el otro en la ladera norte del cerro de Cantarranas (Monte Sacro), (que en el plano de 1.721 figuran respectivamente como W2 y W3).
Hasta el año 2.001 creíamos que el correspondiente a la Serreta eran los restos del Cuerpo de Guardia de María Cristina, pero el Director del Archivo Municipal de Cartagena, C. Tornel, nos manifestó su convencimiento de que se trataba de un trozo de muralla de los siglos XVII o XVIII.
Por otra parte Alfonso Grandal publica un plano de la Cartagena de 1.700, donde incorpora las nuevas trazas, ampliando la Muralla de Possi, incorporando el nuevo Barrio de San Diego a la defensa terrestre de la plaza.
Para aclarar esta cuestión, pudimos comprobar mediante el examen de un plano de 1.721 (el de la derecha) que, efectivamente se trataba de dos vértices de la muralla, y que aparecían también en un plano de 1.772, (plano inferior), como «porción de muralla antigua llamada de Carlos V» y, que reproducimos parcialmente, y en los planos de 1.860 (plano inferior izquierda) y otro plano de 1.896 (plano inferior derecha).
Esta denominación nos causa cierta incertidumbre, ¿a que Carlos V, se refiere?. El hecho evidencia la existencia de estos, aunque desconocemos por qué el competente ingeniero militar Llobet, autor del mismo, los llamó de esta manera. Del reconocimiento de estos tramos, realizados en compañía del arqueólogo José A. Martínez López y el historiador David Munuera Navarro pudimos comprobar que su sistema constructivo, a pesar de que las piedras utilizadas son de mayores dimensiones y presentan materiales claramente reutilizados, es muy semejante al empleado en la muralla de Carlos III, es decir, bloques de piedra cuadrada rodeadas de pequeños cantos irregulares sujetos con morteros de cal.
En la actualidad sobre el vértice del cerro Cantarranas (C/ Muralla de Tierra) las arqueólogas Carmen Berrocal y Concha López, están realizando la prospección arqueológica preceptiva antes de realizar un proyecto urbanístico.
Carlos III
Fortificación del siglo XVIII.
Cota: 0 – 210 metros.
Las murallas mandadas a construir por el rey Carlos III, se iniciaron el 03-06-1.771 y se terminaron en Diciembre de 1.792, desde entonces han constituido la parte fundamental del sistema defensivo terrestre permanente del Arsenal y Plaza de Cartagena durante gran parte de los siglos XVIII y del XIX. Completaban a este conjunto; por la parte de tierra los castillos, y por la de mar los fuertes (baterías) de costa.
Esta muralla, perteneciente al «sistema abaluartado», está compuesta por dos elementos fundamentales: los baluartes y los lienzos o cortinas.
El baluarte con su traza pentagonal era el elemento fuerte que sobresalía hacia el exterior permitiendo el asentamiento de artillería y el flanqueo de sus dos cortinas y los baluartes más próximos.
Las cortinas eran los lienzos de muralla que unían dos baluartes contiguos.
Normalmente la línea poligonal comprendida entre los vértices de dos baluartes sucesivos forman «un frente abaluartado». También el término «frente», usado genéricamente, suele emplearse para denominar el conjunto de dos o más «frentes abaluartados» sucesivos.
Los baluartes más importantes eran denominados por la toponimia del lugar u otro nombre, pero a todos ellos se les daba un número, ejemplo: Baluarte Nº6 ó B6. Generalmente en todos los vértices de los baluartes existía una garita de vigilancia, de las que solo se conservan algunos los «pies de lámpara»; o ménsulas sobre las que se asentaban, y dos garitas completas que han sido reconstruidas.
Las cortinas suelen denominarse por los números de los dos baluartes que unen, ejemplo: la cortina que une los baluartes B5 y B6 se suele llamar cortina 5-6 o C5-6.
Esta Muralla de Cartagena, pertenece militarmente a la Escuela Española de Fortificaciones Abaluartadas, siendo su estilo arquitectónico neoclásico ecléctico, de gran funcionalidad. Su trazado, abarca 4.790 metros, de los cuales solo 1.600 han desaparecido o permanecen parcialmente enterrados, conservándose el resto 3.190 metros en un buen estado de conservación. Su trazado envuelve la ciudad y el Arsenal, partiendo desde la actual Dársena de Botes (Penal de Presidiarios), pasando por el Gobierno Militar y cerrando con el Castillo de Galeras. Los elementos que forman la muralla totalizan: 20 baluartes, 18 cortinas, tres puertas y al menos tres poternas conocidas.